MEDELLÍN. Deportes Tolima se despidió de la Liga Águila 2015-I, luego de perder anoche 3-1 ante el Independiente Medellín en el duelo de vuelta de las semifinales, cuyo partido de ida quedó 0-0 en el Metropolitano de Techo.
Las busetas, carros particulares, motocicletas, mascotas y hasta los restaurantes aledaños al Atanasio Girardot hicieron parte en la ‘Capital de la Montaña’ de una fiesta roja y azul, montada en el marco de la confrontación entre ‘Paisas’ y ‘Pijaos’, a la que asistió como invitado especial el ex Selección Colombia, Luis Amaranto Perea.
“Grita el pueblo clamoroso, viva el DIM, el poderoso”: Coro de la canción que inmortalizó Alfredo Gutiérrez, sonó con potencia, como preámbulo, en cada celular y equipo de sonido prendido en los alrededores del ‘Coloso de la 73’.
Y qué decir dentro del escenario. Fue literalmente un ‘infierno’, que explotó cuando los pupilos de Leonel Álvarez saltaron al gramado. Pero a pesar de la algarabía, los ‘Musicales’ se mostraron tranquilos y concentrados.
Pero eso no se vio reflejado de arranque cuando el juez decretó el comienzo de la confrontación.
Tuvieron que pasar 10 minutos para que la escuadra foránea se tomara confianza, teniendo en cuenta que se esperaba un inicio efusivo de los dueños de casa.
El encargado de darle equilibrio al cotejo fue Johnatan Estrada. Desde que la pelota pasara por sus pies, el ‘Vinotinto y Oro’ hacía retroceder las líneas de un Medellín en el que estaban desaparecidas sus figuras: Christian Marrugo, Hernán Hechalar y Juan Fernando Caicedo.
La situación era más que propicia para que los de Ibagué dieran el golpe. Y lo consiguieron a los 20’, cuando Andrés Felipe Ibargüen envió un centro a la candela, donde lo disputaron Isaac Arias y Antony Silva. Resultado de este choque, el rebote le quedó servido a Marco Pérez, quien ni corto ni perezoso, levantó la cabeza, apuntó y mandó la redonda al fondo de las piolas.
La música se silenció, pero eso no le importó al artillero de la ‘Tribu’ para realizar su décimo baile de la temporada. Y no era para menos el festejo, ese tanto le estaba abriendo las puertas de la disputa por el título a su escuadra, en un escenario en el que se veía difícil conseguirlo.
Con la ventaja para el visitante, se esperaba una embestida del local, pero al término de la primera mitad nunca apareció, gracias al fútbol inteligente practicado por los tolimenses, aprovechando el desespero de los antioqueños.
Remontada. El elenco ‘Rojo’ salió a ‘comerse’ a los ‘Pijaos’ en la segunda mitad, pero fue frenado en seco por los dirigidos por Alberto Gamero, quienes estaban dispuestos a dejarlo todo en la cancha. La oportunidad de pelear por la segunda estrella estaba servida, y no podían dejarla ir.
Pero la ilusión parecía desvanecerse cuando a los 55’, uno de los mejores hombres de la cancha, Juan Alejandro Mahecha, pecó por su falta de velocidad y tumbó en el área chica a Juan David Pérez: Penal.
Juan Fernando Caicedo quiso tomar revancha del cobro desde los 11 pasos que le detuvo Joel Silva en Bogotá, pero no pudo, toda vez que el meta paraguayo le volvió a decir que no. El cupo para la gran final parecía estar sellado, con esa que llaman la ‘suerte del campeón’.
No obstante, lo que se veía como un sueño hecho realidad, se transformó desde el minuto 77 en una terrible pesadilla, debido a que Medellín logró darle vuelta al marcador, de la mano de un inspirado Pérez.
El ‘pelado’ se encargó de decretar el 1-1 tras pase de Hechalar (77’), en un despiste de la defensa, y luego le devolvió el favor al argentino, quien con su cabeza puso el 2-1 (81’), antes de que Charles Monsalvo sentenciara la victoria (88’), con provocación incluida al banco visitante.
Con el último pitazo, las caras largas de los ‘Musicales’ contrastaron con las de felicidad de sus
contrincantes. Rápidamente, Gamero se marchó rumbo al camerino, seguido por sus ‘guerreros’, aunque sin el acompañamiento de Silva.
El ‘Guaraní’, quien tuvo una actuación brillante, terminó meditando bajo los tres palos cómo él y sus compañeros dejaron escapar de sus manos un boleto que parecía tener sello ‘Vinotinto y Oro’, pero que al final se pintó totalmente de rojo y azul.
RONAL RENGIFO
Enviado Especial