IBAGUÉ. Con un fuerte abrazo y lágrimas fue el reencuentro entre cinco estudiantes de la Universidad del Tolima con sus familiares en el Comando de la Policía Metropolitana donde llegaron luego de ser liberados a sangre y fuego.
La historia que terminó con un final feliz inició el viernes cuando el grupo de muchachos, entre ellos una menor de edad, salió para el Cañón del Combeima porque querían llegar al sitio conocido como ‘El Rancho’, zona que encanta a propios y a extraños por sus paisajes y tranquilidad.
El paseo le dio un giro de 180 grados a los ‘pelaos’ cuando encontraron a Jeremías Ortiz, de Pereira, a Duberney Ramírez, de Planadas, y a Alirio Restrepo, de El Salado.
Los individuos los amenazaron, y una de las víctimas contó que los secuestradores no tenían idea para donde iban y ellos eran como los guías. Mientras ellos caminaban por la zona fría ya la Policía tenía la información del secuestro.
El caso lo tomó el Gaula y un grupo élite de ocho uniformados, ubicó a los retenidos. Era de noche y debían esperar para poder ejecutar, se arrastraron por el piso y cuando estaban cerca los sorprendieron.
El coronel Miguel Ángel Botía, comandante encargado de la Policía Metropolitana, manifestó que hubo un enfrentamiento y uno de los ‘pillos’ fue herido en dos oportunidades: “Fue una acción valerosa y heroica del nuestro grupo Gaula”.