IBAGUÉ. Silenciosos, invisibles, pero letales como los ninjas de las películas de acción. Así son los nuevos reductores de velocidad instalados en varios puntos de la capital tolimense que carecen de señalización, y que por poco le cuestan la vida a Henry Guzmán, habitante de La Gaviota, quien se topó con ellos en la carrera Sexta con calle 58, frente a la sede Limonar del Hospital Federico Lleras Acosta, cuando iba en bicicleta.
Marby Guzmán, hermana del hombre, quien labora con electricidad y ha sido líder en la Comuna Ocho, refirió que según lo manifestado por personal de una obra de construcción cercana, su hermano bajaba por la vía:
“Los reductores no se ven y él ni sabía que estaban ahí. Voló varios metros y cayó lejos. El vigilante nos contó que Henry Pedía que le ayudaran y la gente solicitaba la ambulancia que está frente al Hospital para que lo llevaran ahí, pero les respondieron que no estaban autorizados. Sin embargo, a la media hora decidieron recogerlo y traerlo”, comentó.
Y agregó que su hermano sufrió una fractura de fémur y que la cirugía a realizar es bastante delicada. Además resultó con lesiones en los brazos y la cara: “Hacemos un llamado, que si van a instalar esos reductores, los señalicen ¿Cómo es posible que la gente se los encuentre tan de repente? El Municipio debe colaborar con la señalización para que la gente los pueda ver y transitar más despacio”, puntualizó.